LOS ICEBERGS DE LA VIDA

La palabra Iceberg viene del islandés y significa montaña de hielo. Son grandes masas de hielo que van a la deriva, guiadas por las corrientes marinas o los vientos que las impulsan a cambiar de rumbo.

En el caso del ser humano, muchas veces ignoramos que nuestras decisiones no son propias, sino que le pertenecen a las corrientes que nos impulsan sin darnos cuenta: la cultura, las costumbres, los hábitos o la presión del grupo. Y nuestras decisiones afectan a quienes nos rodean, a nuestra familia, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestro entorno.

Cuando establecemos principios y valores en nuestra vida, independientemente de  las circunstancias o de las emociones, empezamos a tener el control sobre nosotros y sobre lo que puede afectar a los demás. Recién entonces actuamos de acuerdo a lo correcto y no guiados por impulsos, que tan caro nos cuestan a veces.

El carácter es la profundidad y la fuerza que transforma correctamente nuestra vida y la de quienes amamos y valoramos. Cada día podemos desarrollar buen carácter y tomar conciencia de la profundidad y el impacto que tienen nuestras decisiones en nuestra vida.

Yo decido quién guía mi vida. Yo decido de dónde me agarro cuando viene una tormenta.

¿Qué decides tú?

TU GENIO ES COMO UN FUEGO

¿Sientes que echas humo cuando las cosas no salen como tú quieres?, ¿o que la presión arterial te aumenta cuando tu hijo se niega a escucharte y obedecer?

La ira es una emoción normal y sana, siempre y cuando se sepa afrontar de forma positiva. La ira incontrolada, definitivamente puede llegar a afectar tu salud y tus relaciones con los demás.

Si quieres aprender a controlarte, empieza por saber que sí puedes hacerlo. Lo peor que existe al respecto es cuando una persona se cierra en una posición de “NO PUEDO”. Y, peor aún, cuando crea argumentos que justifican su comportamiento y defiende su postura a tal punto que se auto engaña y cree engañar a los demás, asumiendo la posición de víctima. Finalmente, cree que todos debemos entender sus agresiones porque son “normales”. De ninguna manera.

¿Qué hacer, entonces?

Número 1. Piensa antes de hablar.

En el calor del momento, es fácil decir algo de lo que más tarde te arrepentirás. Tómate unos momentos para ordenar tus pensamientos antes de decir cualquier cosa. ¿Qué hago yo? Me meto a la ducha y no salgo hasta que veo mariposas.

Número 2. Una vez te hayas calmado, expresa tu enfado.

Apenas empieces a pensar con claridad, expresa tu frustración de manera firme, pero sin confrontaciones. Explica cuáles son tus preocupaciones y necesidades de manera clara y directa, sin herir a los demás ni intentar controlarlos.

Finalmente, y esto último es sumamente importante: No manipules, ni controles nada, enfócate en lo que debes mejorar y habrás ganado. ¡Sí, habrás ganado!

Podrás sentir las voces como las del estadio nacional gritando tu nombre y diciendo: ¡Bravooooo! ¡Por fin te diste cuenta!

ESTAR SOLO

Estar solo es un estado físico de soledad voluntario o circunstancial. Sentirse solo es un estado emocional, por el cual, te sientes desconectado, aislado o sin alguna relación significativa.

Muchas personas temen a la soledad y no toman conciencia que es un temor válido a causa de decisiones apresuradas y comportamiento contraproducente.

Los estudios demuestran que el temor constante y no regulado, convierte a las personas en inseguras, nerviosas, dependientes y depresivos.

Sea cual fuera la soledad que sientas, ocasional o crónica, no tienes que aceptar este destino emocional . Por eso te hago una recomendación… Aprende y esfuérzate por disfrutar lo que tienes, para poder vivir en gratitud. Amplía tus intereses, te aseguro que siempre has querido tocar un instrumento, o aprender a cocinar.